Fotografías: Marcos Matus
Sentir el ritmo en la piel y participar del espectáculo: eso es lo que propone una innovadora silla háptica que abre nuevas formas de vivir la música para personas sordas.
En Chile, la Ley N° 20.422 establece que todas las personas con discapacidad deben tener igualdad de oportunidades y acceso a la vida social y cultural del país. Si bien, muchas veces esto solo se puede ver plasmado en el papel, iniciativas como la silla háptica demuestran cómo la tecnología y la colaboración pueden hacer realidad ese derecho. Al permitir que personas sordas experimenten la música a través de vibraciones, este dispositivo no solo transforma una experiencia artística, sino que también da un paso concreto hacia una sociedad más accesible e inclusiva.
Un dispositivo que convierte vibraciones en emoción y sonido en experiencia: así avanza la inclusión en los espectáculos en vivo desde Valdivia. La silla háptica fue desarrollada por un equipo interdisciplinario de la Universidad Austral de Chile y busca transformar la manera en que las personas con discapacidad auditiva participan en conciertos y presentaciones musicales.
El dispositivo, que permite “sentir” la música mediante vibraciones sincronizadas en manos y espalda, fue desarrollado en el marco del proyecto ANID InES I+D “Fortaleciendo las capacidades de I+D para el desarrollo de la macrozona sur-austral”, y ha sido probado con éxito en diversos espacios culturales de Valdivia como el Cine Club UACh, el Aula Magna y recientemente el Teatro Regional Cervantes, donde se realizó una función inclusiva abierta a la comunidad.
“El dispositivo tiene vibradores, uno en cada mano y uno en la espalda, y está pensado para invitar a la comunidad sorda a la música en vivo, buscando que a través de las vibraciones se mejore el estímulo que reciben las personas sordas y se les permita ser parte real de la experiencia”, explica Rodrigo Torres, académico de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería y responsable del proyecto.
La iniciativa tuvo su origen en un proyecto personal del profesor Torres, quien más tarde propuso la idea como tema de tesis de pregrado. Esta fue desarrollada por el ex estudiante Yerko Abarca, de Ingeniería Civil Acústica, y perfeccionada en colaboración con el laboratorio de prototipado Leufülab UACh, el elenco artístico BAFUACh y la Agrupación Sordos Valdivia, con quienes se han realizado pruebas y mejoras basadas en la experiencia directa de las y los usuarios.
Más que un objeto tecnológico, la silla háptica es un puente sensorial entre mundos aparentemente distantes. Su diseño no solo responde a una necesidad técnica, sino también a una convicción: que el arte y la cultura deben ser derechos accesibles para todas las personas. “Muchas personas nos han compartido lo significativo que ha sido para ellas poder sentirse parte del espectáculo”, señala Rodrigo Torres. El dispositivo demuestra que la innovación no siempre está en inventar algo nuevo, sino en escuchar con atención, rediseñar desde la empatía y transformar realidades desde lo cotidiano.
Gladys Mora, integrante de la agrupación, fue una de las participantes en la prueba realizada en el Teatro Cervantes. “Me sentí como que todo iba alineado, sincronizado. El sentido del bombo, la batería… todo se sentía al mismo tiempo. Me motivó y me sentí súper bien. A veces en otros teatros no hay intérprete, o no se siente nada. Pero aquí sí. Me sentí incluida, importante. Ojalá esta silla se copie en otros lugares”, expresó.
El objetivo ahora es seguir generando instancias inclusivas en espacios culturales, acercando cada vez más la tecnología a las necesidades reales de las personas.
